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jueves, 30 de octubre de 2008

Lost 2.2

Finalmente, tras caminar un rato, alcancé la esquina de la cama y descubrí la fuente de luz. No era exáctamente lo que esperaba, pero supuso un gran alivio comprobar que la oscuridad no imperaba eternamente. Esa luz venía de una pequeña redija del balcón, que estaba entreabierto y suponía ese rayo de esperanza que necesitaba.
Comencé a avanzar esquivando toda clase de objetos que se cruzaban en mi camino. Obstáculos en mi ruta hacia la tan anhelada zona iluminada. Uno de esos obstáculos cobró vida de repente. O eso es lo que me pareció, porque se alzaba frente a mi, majestuosamente, el galán, con una camisa colgada de la percha que llevaba ahí no se cuanto tiempo. A mis diminutos ojos, se me antojaba un gigante. Un ser mitológico que se balanceaba a un lado y a otro, lo cual, aún siendo una ilusión a causa de leves ráfagas de viento que se colaban por la rendija del balcón, hizo que emprendiese una huída loca y desesperada hacia atrás con el propósito de dar un rodeo y así evitar al galán. Así llegué a las estrecheces del armario...

3 comentarios:

Merche dijo...

Venga ánimo... a ver si por el suelo te encuentras una linternita y llegas por fin a la puerta, que de imaginar tu ordenado desorden me están entrando ganas de coger mi piso por banda y hacer limpieza general :D jajaja

Elena dijo...

Qué aventura!!!xD

Elena dijo...

Por cierto, cuando encuentres la salida, pásate por mi blog que te he dejado un meme ;-)