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viernes, 26 de abril de 2013

De pianos y demás instrumentos...

Ayer, mi vecina pianista empezó su sesión a las 7:40 am. La verdad es que siempre es mejor un piano que "otra cosa". Pero a esas horas hay que tener un poquito de civismo y evitar molestar, sea un piano o una corneta. El caso es que le estuve dando vueltas al asunto mientras iba al trabajo. Es muy complicado encontrar piso. El nuestro no es barato, pero es sensacional. Estamos muy cómodos y el sitio es estupendo. Eso si, hasta que no estás dentro no te encuentras con la cruda realidad (ya sea la pianista o el gremio de rumberos y palmeros, como me pasó la última vez). Y ahora ponte a buscar piso, mudanzas, más gastos... Vaya, un follón. Y cuando me estaba haciendo a la idea de otra odisea mudancística, se me ocurre visitar a la vecina y exponerle mi punto de vista. Y cual fue mi (grata) sorpresa, que cuando le dije lo que pasaba se ruborizó y pidió disculpas un montón de veces, así como la promesa de que no volverá a ocurrir. 
Efectivamente, uno se pone en lo malo siempre antes de intentar la vía del diálogo, que por lo general suele funcionar. Mi enhorabuena a la vecina pianista (y a todos los vecinos/as pianistas) que ante el diálogo responden de manera positiva y constructiva. Un abrazo para todos/as ellos/as.

P.s.- Esta mañana, al salir (8 de la mañana) estaba el hijo del vecino de la siguiente puerta ensayando con la flauta, me imagino que para el colegio. Curioso mi vecindario...

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