- ¿Podría hablar con Mr. Pink?
- Si, soy yo, ¿quién está al aparato?
- Soy Mr. Love.
- Bonito nombre.
- Mira quién fue a hablar.
- Bueno, ¿qué se le ofrece?
- Era para hablar de nuestro trato.
- Soy todo oídos.
- Aquí se hace lo que mandan mis huevos toreros.
- Oiga, que yo soy el cliente.
- Me da sáctamente igual. Se hace lo que yo quiero y punto.
- Susordenes cabrillo.
- ¿Perdón?
- Esteeee... caudillo, quise decir caudillo.
- Por la grasia de dió, miarma...
martes, 23 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Ya se te echaba de menos maestro. A ti y a tus ocurrencias jeje. Saludos.
Si; a él, a sus ocurrencias y al comecocos que nos deja... jajajajaja
Es un caso marídico...
Publicar un comentario